Cuarenta y más

La década temida por algunos, anhelada por otros comenzó hace ya casi un año y nunca pensé que fuera tan increíble y a su vez tan intempestiva. Agridulce y en ocasiones amarga, pero la dulzura opaca la amargura, ya que no sé qué suceda pero esos pétalos de rosa que llegan son tan aromáticos que cualquier hedor se desvanece. Ya casi llego a los 41 y puedo hacer el “recuento de los daños”  -jajaja- por decirlo de alguna manera, ya que como se sabe muchas veces nos damos cuenta de que esos supuestos daños no son del todo dañinos sino que son catapultas que ayudan a crecer y madurar.

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